Hay una parte del mundo en la que los objetos cobran vida a partir de materiales desechados, o fácilmente disponibles por cualquiera: madera, barro, cuerdas. Los juguetes de los niños son especialmente increíbles: balones de futbol hechos a base de bolsas de basura, coches de alambre y goma, etc.
La vida de dichos objetos puede extenderse casi hasta el infinito, reparándose y completándose con nuevas piezas una y otra vez, hasta dar lugar a creaciones que poco tienen que ver con la primera, como la camiseta de algunos campesinos, con tantos remiendos que es imposible distinguir que color tenía la original.
Antes de venir a Uganda, llevé a reparar unas sandalias a uno de los pocos zapateros remendones que quedan en Europa. Me dijo que no las podía arreglar, y con una sonrisa socarrona añadió que con lo gastadas que estaban más me valía tirarlas y comprar otras nuevas que gastar dinero y tiempo en ellas.
Una vez en Uganda, con mis sandalias, me dirigí a un zapatero local, que quedó maravillado: ¨Estas sandalias son buenísimas, muy difíciles de encontrar. Puedes repararlas hasta 5 veces más, te durarán muchos años!¨. Me cobró 750 ugandan shilllings (unos 30 centimos de euro), y las reparó en menos de 10 minutos.
Queda confirmada la teoría que ante una misma realidad, la percepción personal es la que determina los tonos y colores de la misma.
3 comentarios:
qué bueno Luz!!! Ya era hora que te dignaras a actualizar el blog, que tenías a tus fans en ascuas.
Que vaya todo bien o mejor.
pues yo le hubiera llevado las sandalias al zapatero europeo este, y enseñarle un buen arreglo.
Hola Luz!!!
Me está encantando tu relato, la paz con la que describes esas postales de África!!!
Nos vamos ente Agosto a Uganda, y me vienen tantas preguntas...
Esta tarde te mando un mail!
Muchisimas gracias por compartir tus experiencias de un modo tan, limpio.
Felicidades!
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